viernes, 4 de julio de 2025

¿CÓMO QUEDAMOS DESPUÉS DE ESTO QUE ESTAMOS DECIDIENDO? - LA MARCA, EL PRESTIGIO Y LOS PENSAMIENTOS DE SALVADOR DALÍ

 

La reconversión profesional, el Segundo Tiempo, no es simplemente una transición de una actividad a otra; es un proceso de autodefinición constante que nos desafía a repensar quiénes somos, cómo queremos ser percibidos y qué queremos ser cuando seamos grandes.

Cada decisión que tomamos, en cualquier etapa de nuestra vida, tiene un impacto profundo no solo en nuestra trayectoria laboral, sino en la manera en que construimos y sostenemos nuestra identidad personal y profesional. En este sentido, la toma de decisiones es un acto de responsabilidad emocional y estratégica, porque no solo elegimos lo que viene, sino también cómo nos posicionamos frente a nosotros mismos y ante quienes nos observan, admiran o siguen.

El prestigio y la marca personal no son un punto de partida, sino una construcción delicada que se moldea con el tiempo, a través de nuestras elecciones, nuestros silencios y nuestras acciones visibles e invisibles. Salvador Dalí decía que "la diferencia entre un loco y yo es que yo no estoy loco", una frase que parece absurda pero encierra una verdad crucial: él tenía el control absoluto sobre la percepción que los demás tenían de su figura. Su genialidad no solo radicaba en lo que creaba, sino en cómo construía el personaje que lo representaba. En ese sentido, cuidar nuestra marca no significa limitar nuestra autenticidad, sino aprender a comunicarla con intención y coherencia. Cada decisión, incluso las más pequeñas, habla de nosotros. Y cuando esas decisiones se repiten con sentido, se transforman en reputación.

Cuando actuamos desde la urgencia, el descuido o la desconexión con nuestros valores, no sólo nos alejamos de nuestros objetivos, sino que también deterioramos la imagen que proyectamos y, más importante aún, la percepción que tenemos de nosotros mismos. Esa percepción interior es clave: es la narrativa que nos sostiene o nos sabotea. La imagen pública, como entendía Dalí, es una proyección amplificada de la identidad. Por eso es vital que las decisiones que tomamos estén alineadas con una visión interna clara, madura y honesta, en una era donde todo se comunica, lo que hacemos y también lo que omitimos, no hay margen para la incoherencia sostenida. Construir y preservar una marca con prestigio requiere tiempo, intención y un profundo conocimiento de uno mismo.

Reconvertirse, entonces, no es simplemente adaptarse al cambio; es comprometerse con una evolución consciente. Es tener el coraje de mirar nuestras elecciones con honestidad, de aprender de nuestros errores, y de volver a elegir con mayor claridad. La verdadera marca personal no muere cuando se cierra una etapa: se reinventa si somos capaces de sostener la coherencia entre lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos. Y ese camino, a veces incierto, siempre desafiante, es también una forma de arte.

@2tsegundotiempo



“No tengas miedo de la perfección, nunca la alcanzarás”… SALVADOR DALÍ.

Podemos acercarnos si nuestras decisiones nacen de una visión auténtica y perdurable.

OTRA REFLEXIÓN DE DALÍ:

Todo cambio comienza en el reino de la imaginación. La reconversión profesional es un acto de profunda creación, en el que uno se atreve a destruir las estructuras convencionales para dar paso a lo imposible, a lo que antes solo era un sueño vago en las esquinas del inconsciente. Al igual que en el arte, donde las formas deben ser reinventadas y distorsionadas para encontrar su verdadera esencia, la carrera debe ser reconfigurada continuamente. El verdadero éxito reside en no temerle a la ruptura, sino en encontrar belleza y significado en cada nueva composición de nuestra vida profesional."